El déficit de atención e hiperactividad en tu niñ@

Juancito tiene nueve años. Desde sus tempranitos años, le cuesta estar tranquilo, no es capaz de concentrarse, sufre déficit de atención. Hacer sus deberes es una tortura, tanto para él como para sus padres. De hecho, a su padre, de niño, le pasaba lo mismo. La familia se burla cariñosamente, aplicando el refrán “de tal palo, tal astilla”.

Una joven evidentemente exasperada

Noelia, su mamá, se empieza a preocupar seriamente por la situación: ni diez minutos que se queda quieto! Para que aprenda su lección, hay que recitársela corriendo detrás!
Noelia lo habla con una amiga y con la maestra quien la redirige a la orientadora.

El veredicto cae:

Trastorno de deficit de atención e hiperactividad. TDAH.

Juancito no ha cumplido aún los diez años y ya tiene una etiqueta de “enfermo”. Empezará con una medicación, a ver si con eso, conseguimos que aprenda inglés….

El diagnóstico del TDAH

El diagnóstico, en su caso y el de muchos niños, es observacional, es decir, basado en la observación comportamental. No va más allá.
¿Y si el problema no solo estuviera en la cabeza sino… también en la tripa? ¿Y si el problema no fuera uno, sino varios, que se solapan y/o se suman?

El eje cerebro-intestino en el TDAH

No existe un niño con TDAH que no tenga disbiosis intestinal, es decir problemas de tripa.

Para que se entienda bien, algunas clases de bacterias intestinales serán las productoras de la serotonina. La serotonina es un neurotransmisor.
Qué es un neurotransmisor?
Un “mensajero” que utliza la vía nerviosa para producir una reacción química en el cerebro. Esta reacción química se traducirá en un evento fisiológico, como el enfado, el entusiasmo o la tristeza.
Si fallan estas bacterias, no hay buena producción de serotonina. La serotonina, ya lo sabeís, es el neurotransmisor del “buen humor”, de la afirmación de si. Gracias a él, nos levantamos con ganas y empezamos el día de buen pié.
La serotonina, cuando llega al cerebro, se transforma en dopamina, mediante una serie de cambios. La dopamina es el neurotransmisor principalmente responsable del déficit de atención. Pero no es el único neurotransmisor que falla.


El eje cerebro-intestinos es ya bastante conocido. Igualmente ya se sabe que muchos neurotransmisores se producen en los intestinos. Y precisamente allí podríamos encontrar la clave del problema.

Existen varios tipos de TDAH

Dos niños en sofa, una leyendo y el niño distraído
La falta de concentración puede tener su origen en una disbiosis intestinal

Y de niños hiperactivos. Y según su “forma de TDAH”, las causas serán distintas. Y quien dice causas distintas puede entender también tratamientos distintos.
La dopamina falla, de acuerdo. Pero se acompaña de un nivel de serotonina bajo, y tenemos a un niño pasivo, con pesadillas. Le falta la noradrenalina? Conoce todo sobre la circulación de las moscas, nada de matemáticas, es incapaz de concentrarse. Has oído hablar del GABA, otro neurotransmisor? Pues el niño (o la niña, porque solo hablamos de chicos aquí, no es justo, aunque los chicos son tres veces más propensos a desarrollar TDAH) es agresivo, no para ni un minuto.

La contaminación y los niños TDAH

Boca llena de clavos como metáfora de contaminación por metales pesados

La cosa no se para aquí: los niños son extremadamente sensibles a la contaminación. Su sistema inmune no está del todo maduro.
Los metales pesados son muy presentes en la alimentación y su exceso en el cuerpo de un niño nos da respuestas comportamentales.

Tratar el TDAH con la alimentación

Ya lo entendeís: el TDAH se trata, con paciencia, y sobre todo con buena alimentación. Es urgente revisar la alimentación de los niños, pues un niño incapaz de aprender algo se volverá un adulto frustrado, sin calificaciones para enfrentar la vida. De adolescente, puede que se console con drogas, tabaco, alcohol. Todo lo que agravará su problema.
La adolescencia es la etapa en que los pollitos saltan del nido. Querer reformarles en ese momento es demasiado tarde.
Aprovechemos la niñez y la confianza que los niños tienen en sus padres para corregir lo que hay que corregir. Nuestros adolescentes lo agradacerán.

Si tu hijo o hija está diagnosticad@ de TDAH, consultame! Juntos, podemos quitarle la etiqueta y devolverle sus alas.

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